miércoles, 3 de abril de 2013

Masacre 2013


Aclaración: inauguramos este blog a las apuradas. Queríamos decir algo, al menos, sobre las terribles inundaciones y sus consecuencias. Vamos a intentar, con él, ir escribiendo algunas cosas, mientras vayamos teniendo algo que decir. La idea es que sirva como espacio de elaboración colectiva, de distintas compañeras. Tiene un punto de vista violeta, y también rojo, aunque a la presidenta no le gusten los "trapos rojos".




María Chaves

El 2013 ya  tiene su primera masacre en Argentina. Como siempre, los más afectados son el pueblo trabajador y los sectores populares. Hasta el momento son más de 50 los muertos. El número es alto, muy alto, y frío. Detrás de oscuras estadísticas se esconden historias de vida, sueños, dramas y afectos perdidos. Las imágenes que proyectan los medios de comunicación son desoladoras. Jubilados, gente mayor, quedaron atrapados envueltos en un mar de agua y combustible. A ellos, las empresas y los gobiernos tratan como desechos pagándoles jubilaciones de miseria y dejándolos librados a su propia suerte. Lo contrario pasó con sus seres queridos, sus familias y sus vecinos que hicieron hasta lo imposible por salvarlos. Algunos no pudieron salir de su casa y murieron ahogados, o de susto.  Chicos con frío junto a sus madres y hermanos, que en el humilde barrio de Los Hornos van en busca de un colchón (de algunos de los pocos colchones que acercó el gobierno para intentar zafar, y para la “foto” de los medios de comunicación). Ya no tienen ni siquiera lo poco que tenían. No tienen nada.
Jóvenes que arriesgan su vida para ayudar a los demás, como aquellos que cuando fue el incendio de Cromañón, allá por diciembre de 2004, no dudaron en entrar de nuevo a esa maldita “República” que luego se llevó también, en algunos casos, sus propios sueños. O aquellos que cuando fue la masacre de Once, hace poco más que un año atrás, se la jugaron en los vagones para que se pueda salvar la mayor cantidad de gente posible.
Mujeres al frente, como siempre, con uno, dos, tres hijos bajo sus brazos. ¿De dónde sacan energías para atravesar esta pesadilla? Allí están, en las calles, tratando de proteger a sus familias y seres queridos, buscando rescatar lo posible, tratando de dar abrigo y contención, sosteniéndose, y denunciando con bronca y tristeza a los responsables.
TN se pregunta ¿Tragedia climática o falta de inversiones en obras? Las dos cosas. Hubo “catástrofe natural”. Los 330 mm de agua que cayeron en La Plata son inéditos. Pero hablar de este tipo de desastres naturales en pleno siglo XXI no puede eximir de responsabilidad a las grandes empresas capitalistas, los Estados y el imperialismo, en la destrucción del medio ambiente y el saqueo de los recursos naturales que modifican el hábitat. El desastre ecológico producido por la voracidad de ganancia del capital, no es ajeno a las “catástrofes naturales” que tienen profundas consecuencias sociales. Pero también hubo “crimen social”, como muy bien se plantea acá, y se explica en palabras de Engels acá.

País Tropical

Ojota en pie, el Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, en funciones desde 2007, aterrizó a los apurones en Buenos Aires desde Brasil, “necesitaba un descanso”, se animó a decir en el único rapto de valentía (caradurez) de todos estos días.  Y la remató afirmando que “Fue una tragedia climática”.
Y es cierto que la lluvia fue más fuerte de lo “normal”,  pero también es sabido que en la Ciudad PRO, las inundaciones son moneda corriente, por lo que la no realización de obras públicas, aun teniendo un PBI bastante cercano a los del “primer mundo”, es directamente una lumpeada. La “lumpeada” se cobró ni más ni menos que 8 muertos. Estadísticas para la gestión macrista que no realiza las obras públicas necesarias, vida terminada para las víctimas fatales, arruinada para quienes perdieron a sus seres queridos y dificultada para los que sufrieron pérdidas materiales, desigualmente según las condiciones de vida de cada quien. Entre los muertos en la Ciudad, hubo un trabajador del subte, de la Línea B, Antonio Villares. Nuestro compañero delegado del subte Claudio Dellecarbonara y dirigente del PTS se hizo presente en el lugar, cuando aún no había llegado nadie, para llevar la solidaridad a la familia y a sus compañeros de trabajo, denunciando la desinversión y desidia por parte de la empresa Metrovías. La respuesta de los trabajadores fue contundente, primero paró la B y la medida de fuerza se extendió luego al resto de las líneas. Con mucho dolor en las vías, se hicieron presentes los métodos de la clase obrera.
Al momento montones de barrios porteños siguen sin luz, y en algunos lugares los vecinos se organizan cortando la calle al grito de “Y Macri donde está”.
Así las cosas, no está bueno Buenos Aires.

Unidos, no organizados por los intereses de las víctimas

Scioli no se cansó de hacer campaña con el lema “Seguimos trabajando por la Provincia”, pero lo “natural” de la catástrofe que azotó a la Ciudad de La Plata, dejó al descubierto lo profundamente “social” de sus consecuencias. No hay vecino que no se canse de decir que “no recibieron ayuda de nadie”. Escandaloso fue el accionar del Intendente platense Pablo Bruera, que mintió en twitter diciendo que estaba asistiendo a las víctimas, pero al igual que Mauricio estaba de vacaciones en Brasil. La presidenta Cristina Fernández, buscando ubicarse por arriba, cual Bonaparte, entre Scioli y Macri frente a los malos ratos que están pasando en sus jurisdicciones, se acercó a La Plata, donde también vive su mamá. La cámara del ahora oficialista C5N en un rapto de “ingenuidad” se dedicó a enfocar la bajada del helicóptero y el acercamiento entre Cristina y los vecinos, pero en una maniobra rápida volvió con las imágenes de las inundaciones para no mostrar que el ánimo estaba caldeado con la presidenta, y que los reclamos no se hicieron esperar. Faltó virtud.
El único anuncio que hizo la presidenta fue la militarización de La Plata y sus alrededores, dando respuesta a lo que ella consideró el reclamo central de los vecinos afectados, el de “seguridad”. Un programa de militarización social. Pero si se entrometía un poco, y dejaba de lado sus planes políticos y su sentido de la oportunidad para que su alfil Berni se “luzca”, se iba a dar cuenta que falta luz, agua, comida, pañales, frazadas, colchones, ropa, sábanas, toallas, medicamentos, de todo.

Este Estado de cosas

Un periodista en América 24 dijo que “hay Estado ausente”. Nada más lejos de la realidad. No hay ni infortunio ni tragedia, ni ausencia estatal. La falta de obras de infraestructura, mientras se pagan millones de deuda externa y de subsidios millonarios a las grandes empresas como Metrovías, representan toda una declaración de principios. La casta política que gobierna, Scioli, Macri, CFK, más allá de la pelea por la “sucesión”, tienen algo muy en común, que es la defensa del Estado capitalista. La desidia con la que sortean lo que ellos llaman “tragedia climática”, demuestra sus prioridades.
Marx y Engels definieron magistralmente al Estado como “la junta que administra los negocios comunes de la burguesía”. Definición que no puede estar más que vigente. Los gobiernos en nuestro país administran un Estado que defienden esos intereses, los de los capitalistas y los grandes empresarios. Quienes luchamos contra este estado capitalista, y sus voceros, además de sentirnos profundamente hermanados con los afectados por las inundaciones y los familiares de las víctimas, estamos realizando una campaña que plantea que los diputados y funcionarios ganen lo mismo que una maestra, como plantea nuestro compañero diputado y dirigente del PTS en la banca del Frente de Izquierda, Raúl Godoy, y exigimos la entrega inmediata de alimentos gratuitos y suficientes por parte de las empresas alimenticias, textiles, de muebles y demás ramas de insumos de primera necesidad, para que ni un solo afectado/a pase hambre ni necesidades. Rechazamos cualquier intento de criminalización de la protesta social y de eventuales saqueos motivados por la necesidad.

Los ojos de esas mujeres, y los de “las otras”

El revolucionario León Trotsky, en una muestra más de su aguda -y al mismo tiempo científica- sensibilidad, planteaba que “Si en realidad queremos transformar la vida, tenemos que aprender a verla a través de los ojos de las mujeres”. Su profundo análisis materialista histórico lo llevaba a sentir, a pensar, desde el punto de vista de los más explotados, y entre ellos, las mujeres que padecen la explotación y la opresión. La mayoría de la población mundial y de los pobres. La violencia, la trata, la discriminación, los bajos salarios, la falta de vivienda, la clandestinidad del aborto, la imposibilidad de poder educar y cuidar a sus hijos en las mejores condiciones, la falta de derecho a la maternidad. Hoy las mujeres afectadas por las inundaciones y, en especial, las mujeres de los barrios más populares, madres solteras muchas de ellas, padecen el poder patriarcal y capitalista, como nadie. Ni la frialdad de la televisión pudo ocultar la profundidad de la tristeza, pero al mismo tiempo la bronca, en sus ojos. De un lado, el cinismo de la vicejefa de gobierno porteño, María Eugenia Vidal, que muy prolija, micrófono en mano, afirmó inmutable que “ningún alerta pudo prever semejante temporal”, a tono con la increíble puesta en escena de la presidenta CFK. Ellas son “las otras”. Nada tienen que ver con “esas mujeres” que hoy enfrentan (y padecen) la política de los que gobiernan al servicio de los ricos. Esta nueva masacre, en abril de 2013, con más de 50 muertos, miles de evacuados y cientos de miles de afectados, muchos de ellos mujeres, niños y niñas, hace pensar, sentir, desear acabar con esta barbarie capitalista y patriarcal.



1 comentario:

  1. El análisis de la situación es muy bueno, y más, si consideramos que está realizado "a través de los ojos de las mujeres". Felicitaciones por la iniciativa y estaremos a la espera de próximos posts!

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