sábado, 14 de septiembre de 2013

¿La Cámpora al gobierno, Granados al poder?



María Chaves

En los últimos días el peronismo kirchnerista cambió de color, a tono con el degradé que venía construyendo, tirándose cada vez más a deré. Pero no como expresión de que era una cosa y ahora es otra, sino como hace el camaleón. Cambia su color, pero mantiene su esencia: mediante los barones del conurbano, la burocracia sindical, la bonaerense y la gendarmería (las Tres B), sostener al sistema capitalista argentino, su burguesía y al capital extranjero e imperialista.
Mientras se trataba de desviar el proceso abierto con las jornadas revolucionarias de 2001, el peronismo en su fase kirchnerista se dedicó a dar concesiones a las masas en el terreno de los derechos humanos, las libertades democráticas y el asistencialismo estatal, con ayudita clave de la economía internacional, para tratar de relegitimar el régimen político, al que radicales, centroizquierdistas y peronistas unidos habían hundido. El proyecto “nacional y popular” encarnado en “Él”, se dedicó a cooptar a los organismos de derechos humanos, movimientos de desocupados y del movimiento de mujeres, mientras la burocracia sindical cobraba protagonismo con la reapertura de las paritarias y el crecimiento económico. Hasta acá la parte “progre” del relato.
Pero en los últimos años, y sobre todo las últimas semanas, y más aún durante los últimos días, los escuadrones de la muerte y la entrega del petróleo al imperialismo ocupan el lugar en blanco que dejó el cuadro de Videla en el Colegio Militar.
El kirchnerismo no sólo apoyó la represión de Sapag a los que se movilizaron contra Chevron, también tomó el discurso de la derecha para ver si pierde un poco menos de votos con Massa. Dijo “Manos a la Obra”, y en vez de pavimentar las calles de barro del conurbano que se inundan cada vez que llueve, o dar viviendas dignas para los millones que viven en las villas, se dedicó a profundizar un operativo de control social que da miedo. Cámaras de seguridad, gendarmes en cada cuadra y estación de tren. Requisas a los jóvenes de los barrios populares en las puertas de las escuelas, en las plazas. Mientras, el crimen organizado impune con sus negociados. El lema mutó de “Ningún pibe nace chorro” a “Todo pibe es chorro”, y ahora resulta que los problemas de seguridad se resuelven con palo y a la bolsa. Vía libre para los asesinos de Luciano Arruga. ¿Y la CTA oficialista que dice?
Pero el combo es grande y viene completo. Incluye también ataques a la vanguardia obrera y los luchadores, como vimos en la zona sur del GBA la semana pasada, con la militarización de la fábrica de cerámicas Roca con montada en la puerta, carros hidrantes. Linda alianza entre el gobierno de Scioli, la bonaerense, la UOM y los capitales españoles. O con la feroz represión del Intendente de Quilmes, el Barba Gutiérrez con policías y patotas a los afiliados a ATE que tomaban la municipalidad. O como bien se plantea acá y acá. 

Ezeiza

Hace más de 40 años atrás, el 20 de junio de 1973, Perón arribaba a Ezeiza  y con él se calcula que entre 2 y 3 millones de personas a darle la bienvenida, de los cuáles 13 de ellos fueron asesinados y 365 heridos por las bandas de la derecha peronista, que atacaron cuando avanzaban las columnas de Montoneros y la JP. Nuestra compañera del PTS Andrea Robles, en una investigación dedicada en homenaje a su padre César Robles, dirigente del PST asesinado por la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) y querellante en la causa contra esta fuerza paraestatal, afirma: “Allí ocurrió el bautismo de fuego de la derecha peronista, que pocos meses después organizará los escuadrones de la Triple A con la complacencia del general (…) El escenario de Ezeiza fue preparado como antesala de un golpe palaciego contra el gobierno de Héctor J. Cámpora buscando disminuir, y en perspectiva terminar, con la influencia que la izquierda peronista tenía en el gobierno e impedir toda forma de organización política de la clase obrera”. (Ver “La Triple  y la política represiva del gobierno peronista (1973-1976)”, en Insurgencia Obrera en la Argentina 1969-1976 de Ruth Werner y Facundo Aguirre, Ed. IPS, 2009, p. 449).
Después de esto vino la expulsión a los Montoneros de la Plaza de Mayo por parte del mismo Perón, al grito de “estúpidos” e “imberbes”. El peronismo necesitaba sacarse de encima a esa izquierda peronista que lo apoyaba. Los Montoneros se preguntaron ¿“qué pasa general, que está lleno de gorilas el gobierno popular”?. No entendieron que eso era parte de la esencia del peronismo, y terminaron apoyando a sus propios verdugos.
Hoy, el facho de Granados asumió en el Ministerio de Seguridad. Su prontuario es elocuente y lo pueden ver acá  y acá. Lo acompaña Martín Insaurralde y varios amigos más, con su reclamo de bajar la edad de imputabilidad a los menores, como bien se denuncia acá.
Si leen acá asistimos a una pelea entre la "izquierda" y la "derecha" peronista-kirchnerista. De un lado, la camarilla pequeño burguesa K, de la que es parte la juventud entrada en años de La Cámpora, defendiendo la “pureza” del proyecto nacional y popular, con personeros como Kunkel que fueron a la asunción de Granados pero que dicen que el kirchnerismo nunca votó una ley represiva (que yo sepa la ley antiterrorista que se votó en 2005 muy progre no es), o con declaraciones de La Cámpora acá repudiando la represión en Jujuy y Neuquén en las que afirman que no hubo nunca represión a la protesta social (que se lo digan a los obreros y obreras de Kraft y a los Qom de Formosa, las tierras de Gildo Insfrán). Del otro, Scioli, los intendentes del conurbano y la bonaerense, la derecha peronista, con ansias de mano dura. El territorio de la disputa, otra vez, Ezeiza.
¿Pero qué tiene en común, además de la geografía, esto último con el ejemplo de Ezeiza del 73’? Empecemos por las diferencias, ya que como toda analogía, es limitada. En el 73’ la burguesía se preparaba, con Perón como su última carta, para frenar el ascenso obrero y juvenil, un profundo proceso de radicalización obrera y popular nutrido del Cordobazo, el Rosariazo, el Viborazo, el Mendozazo y la resistencia peronista. 
Hoy, la situación es otra. Estamos lejos aún de un ascenso obrero como el de ese entonces. Pero tampoco hay un Perón ni un movimiento obrero que de su vida por él. Por otra parte, los Montos y la JP, no son La Cámpora de Máximo y Recalde. Los primeros creían en la patria liberada y el socialismo nacional, pretendiendo instaurarla de la mano de Perón, la burguesía nacional y los fierros, con una estrategia equivocada. A los segundos, entre prebendas y cargos cuesta encontrarles las convicciones, y los únicos fierros que tienen cerca son los autos de lujo que compran con las decenas de miles de pesos que ganan ocupando cargos en el Estado.
Hechas algunas de las diferencias, lo común que hay es la conclusión a sacar. Cómo las alas de izquierda (Montos y JP de antaño) o progresistas (sectores kirchneristas varios), en medio de un movimiento, el peronismo, cuyas bases siguen siendo las Tres B y el poder real basado en eso, terminan siendo funcionales a un proyecto de conciliación de clases, o sea, de perpetuación del país al capital extranjero y el imperialismo. Proyecto que después de la "década ganada", kirchnerismo en declive mediante, parece que viene con garrote y militarización social.
Al cuento de la juventud a la izquierda o centroizquierda del peronismo, o kirchnerismo, que presiona contra su derechización, lo finalizó la misma historia, que ya demostró, en el 73’, el fracaso de la política de apoyar a un movimiento burgués pro empresarial como el peronismo. Por más que duela al relato, la discusión no es izquierda kirchnerista vs derecha kirchnerista. El kirchnerismo viene con Granados, Milani, Marambio, Insaurralde, Berni, Insfrán, Gioja, Alperovich, y siguen las firmas. Como dice un amigo, al que le guste el durazno que se coma la pelusa. Apoyar a CFK hoy, es bancar a los escuadrones de la muerte, el gatillo fácil, el Proyecto X y la militarización de los barrios. Para enfrentar a la Triple A, había que enfrentar a Perón. Para enfrentar la mano dura, hay que enfrentar al kirchnerismo, sus gobernadores y sus fuerzas de seguridad, a la vez que a las opciones patronales y burguesas como Massa, el FAP, PRO.

A la izquierda del kirchnerismo, el Frente de Izquierda


Además de la buena elección de Massa, la novedad de las PASO es la muy buena elección del Frente de Izquierda, que hacia octubre se juega a mejorar su performance electoral. Tenemos que saber aprovechar en clave revolucionaria esta simpatía que generó la izquierda en amplios sectores del movimiento obrero y la juventud. Asistimos a los primeros inicios de lo que vendrá, y de cómo la burguesía se prepara para lanzar granadas contra el movimiento obrero y los sectores populares. Pero en un contexto de crisis capitalista mundial y debacle del partido de gobierno, no hay un Perón, ni el conjunto del movimiento obrero “da la vida por Perón”. Asimismo, la columna vertebral del peronismo –la burocracia sindical- sufre de escoliosis, y ruptura de vértebras por doquier, y también de un movimiento obrero que se le escapa de las manos, con el surgimiento de cientos de delegados de base donde la izquierda trotskista, y especialmente el PTS, tiene influencia. Avanzar en la construcción de un partido de combate, que si conquista bancas parlamentarias, que pareciera ser lo más probable, las utilice en forma revolucionaria como nuestro compañero Raúl Godoy, dirigente del PTS y legislador provincial neuquino por el Frente de Izquierda, para enfrentar el pacto gobiernos-Chevron o para apoyar a los obreros griegos que enfrentan la brutal crisis capitalista que azota a su país, y que se prepare para enfrentar a las Tres B, es la tarea, con la organización de fracciones obreras y estudiantiles a lo largo y ancho del país, en las principales fábricas, lugares de trabajo, colegios y universidades.

miércoles, 3 de abril de 2013

Masacre 2013


Aclaración: inauguramos este blog a las apuradas. Queríamos decir algo, al menos, sobre las terribles inundaciones y sus consecuencias. Vamos a intentar, con él, ir escribiendo algunas cosas, mientras vayamos teniendo algo que decir. La idea es que sirva como espacio de elaboración colectiva, de distintas compañeras. Tiene un punto de vista violeta, y también rojo, aunque a la presidenta no le gusten los "trapos rojos".




María Chaves

El 2013 ya  tiene su primera masacre en Argentina. Como siempre, los más afectados son el pueblo trabajador y los sectores populares. Hasta el momento son más de 50 los muertos. El número es alto, muy alto, y frío. Detrás de oscuras estadísticas se esconden historias de vida, sueños, dramas y afectos perdidos. Las imágenes que proyectan los medios de comunicación son desoladoras. Jubilados, gente mayor, quedaron atrapados envueltos en un mar de agua y combustible. A ellos, las empresas y los gobiernos tratan como desechos pagándoles jubilaciones de miseria y dejándolos librados a su propia suerte. Lo contrario pasó con sus seres queridos, sus familias y sus vecinos que hicieron hasta lo imposible por salvarlos. Algunos no pudieron salir de su casa y murieron ahogados, o de susto.  Chicos con frío junto a sus madres y hermanos, que en el humilde barrio de Los Hornos van en busca de un colchón (de algunos de los pocos colchones que acercó el gobierno para intentar zafar, y para la “foto” de los medios de comunicación). Ya no tienen ni siquiera lo poco que tenían. No tienen nada.
Jóvenes que arriesgan su vida para ayudar a los demás, como aquellos que cuando fue el incendio de Cromañón, allá por diciembre de 2004, no dudaron en entrar de nuevo a esa maldita “República” que luego se llevó también, en algunos casos, sus propios sueños. O aquellos que cuando fue la masacre de Once, hace poco más que un año atrás, se la jugaron en los vagones para que se pueda salvar la mayor cantidad de gente posible.
Mujeres al frente, como siempre, con uno, dos, tres hijos bajo sus brazos. ¿De dónde sacan energías para atravesar esta pesadilla? Allí están, en las calles, tratando de proteger a sus familias y seres queridos, buscando rescatar lo posible, tratando de dar abrigo y contención, sosteniéndose, y denunciando con bronca y tristeza a los responsables.
TN se pregunta ¿Tragedia climática o falta de inversiones en obras? Las dos cosas. Hubo “catástrofe natural”. Los 330 mm de agua que cayeron en La Plata son inéditos. Pero hablar de este tipo de desastres naturales en pleno siglo XXI no puede eximir de responsabilidad a las grandes empresas capitalistas, los Estados y el imperialismo, en la destrucción del medio ambiente y el saqueo de los recursos naturales que modifican el hábitat. El desastre ecológico producido por la voracidad de ganancia del capital, no es ajeno a las “catástrofes naturales” que tienen profundas consecuencias sociales. Pero también hubo “crimen social”, como muy bien se plantea acá, y se explica en palabras de Engels acá.

País Tropical

Ojota en pie, el Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, en funciones desde 2007, aterrizó a los apurones en Buenos Aires desde Brasil, “necesitaba un descanso”, se animó a decir en el único rapto de valentía (caradurez) de todos estos días.  Y la remató afirmando que “Fue una tragedia climática”.
Y es cierto que la lluvia fue más fuerte de lo “normal”,  pero también es sabido que en la Ciudad PRO, las inundaciones son moneda corriente, por lo que la no realización de obras públicas, aun teniendo un PBI bastante cercano a los del “primer mundo”, es directamente una lumpeada. La “lumpeada” se cobró ni más ni menos que 8 muertos. Estadísticas para la gestión macrista que no realiza las obras públicas necesarias, vida terminada para las víctimas fatales, arruinada para quienes perdieron a sus seres queridos y dificultada para los que sufrieron pérdidas materiales, desigualmente según las condiciones de vida de cada quien. Entre los muertos en la Ciudad, hubo un trabajador del subte, de la Línea B, Antonio Villares. Nuestro compañero delegado del subte Claudio Dellecarbonara y dirigente del PTS se hizo presente en el lugar, cuando aún no había llegado nadie, para llevar la solidaridad a la familia y a sus compañeros de trabajo, denunciando la desinversión y desidia por parte de la empresa Metrovías. La respuesta de los trabajadores fue contundente, primero paró la B y la medida de fuerza se extendió luego al resto de las líneas. Con mucho dolor en las vías, se hicieron presentes los métodos de la clase obrera.
Al momento montones de barrios porteños siguen sin luz, y en algunos lugares los vecinos se organizan cortando la calle al grito de “Y Macri donde está”.
Así las cosas, no está bueno Buenos Aires.

Unidos, no organizados por los intereses de las víctimas

Scioli no se cansó de hacer campaña con el lema “Seguimos trabajando por la Provincia”, pero lo “natural” de la catástrofe que azotó a la Ciudad de La Plata, dejó al descubierto lo profundamente “social” de sus consecuencias. No hay vecino que no se canse de decir que “no recibieron ayuda de nadie”. Escandaloso fue el accionar del Intendente platense Pablo Bruera, que mintió en twitter diciendo que estaba asistiendo a las víctimas, pero al igual que Mauricio estaba de vacaciones en Brasil. La presidenta Cristina Fernández, buscando ubicarse por arriba, cual Bonaparte, entre Scioli y Macri frente a los malos ratos que están pasando en sus jurisdicciones, se acercó a La Plata, donde también vive su mamá. La cámara del ahora oficialista C5N en un rapto de “ingenuidad” se dedicó a enfocar la bajada del helicóptero y el acercamiento entre Cristina y los vecinos, pero en una maniobra rápida volvió con las imágenes de las inundaciones para no mostrar que el ánimo estaba caldeado con la presidenta, y que los reclamos no se hicieron esperar. Faltó virtud.
El único anuncio que hizo la presidenta fue la militarización de La Plata y sus alrededores, dando respuesta a lo que ella consideró el reclamo central de los vecinos afectados, el de “seguridad”. Un programa de militarización social. Pero si se entrometía un poco, y dejaba de lado sus planes políticos y su sentido de la oportunidad para que su alfil Berni se “luzca”, se iba a dar cuenta que falta luz, agua, comida, pañales, frazadas, colchones, ropa, sábanas, toallas, medicamentos, de todo.

Este Estado de cosas

Un periodista en América 24 dijo que “hay Estado ausente”. Nada más lejos de la realidad. No hay ni infortunio ni tragedia, ni ausencia estatal. La falta de obras de infraestructura, mientras se pagan millones de deuda externa y de subsidios millonarios a las grandes empresas como Metrovías, representan toda una declaración de principios. La casta política que gobierna, Scioli, Macri, CFK, más allá de la pelea por la “sucesión”, tienen algo muy en común, que es la defensa del Estado capitalista. La desidia con la que sortean lo que ellos llaman “tragedia climática”, demuestra sus prioridades.
Marx y Engels definieron magistralmente al Estado como “la junta que administra los negocios comunes de la burguesía”. Definición que no puede estar más que vigente. Los gobiernos en nuestro país administran un Estado que defienden esos intereses, los de los capitalistas y los grandes empresarios. Quienes luchamos contra este estado capitalista, y sus voceros, además de sentirnos profundamente hermanados con los afectados por las inundaciones y los familiares de las víctimas, estamos realizando una campaña que plantea que los diputados y funcionarios ganen lo mismo que una maestra, como plantea nuestro compañero diputado y dirigente del PTS en la banca del Frente de Izquierda, Raúl Godoy, y exigimos la entrega inmediata de alimentos gratuitos y suficientes por parte de las empresas alimenticias, textiles, de muebles y demás ramas de insumos de primera necesidad, para que ni un solo afectado/a pase hambre ni necesidades. Rechazamos cualquier intento de criminalización de la protesta social y de eventuales saqueos motivados por la necesidad.

Los ojos de esas mujeres, y los de “las otras”

El revolucionario León Trotsky, en una muestra más de su aguda -y al mismo tiempo científica- sensibilidad, planteaba que “Si en realidad queremos transformar la vida, tenemos que aprender a verla a través de los ojos de las mujeres”. Su profundo análisis materialista histórico lo llevaba a sentir, a pensar, desde el punto de vista de los más explotados, y entre ellos, las mujeres que padecen la explotación y la opresión. La mayoría de la población mundial y de los pobres. La violencia, la trata, la discriminación, los bajos salarios, la falta de vivienda, la clandestinidad del aborto, la imposibilidad de poder educar y cuidar a sus hijos en las mejores condiciones, la falta de derecho a la maternidad. Hoy las mujeres afectadas por las inundaciones y, en especial, las mujeres de los barrios más populares, madres solteras muchas de ellas, padecen el poder patriarcal y capitalista, como nadie. Ni la frialdad de la televisión pudo ocultar la profundidad de la tristeza, pero al mismo tiempo la bronca, en sus ojos. De un lado, el cinismo de la vicejefa de gobierno porteño, María Eugenia Vidal, que muy prolija, micrófono en mano, afirmó inmutable que “ningún alerta pudo prever semejante temporal”, a tono con la increíble puesta en escena de la presidenta CFK. Ellas son “las otras”. Nada tienen que ver con “esas mujeres” que hoy enfrentan (y padecen) la política de los que gobiernan al servicio de los ricos. Esta nueva masacre, en abril de 2013, con más de 50 muertos, miles de evacuados y cientos de miles de afectados, muchos de ellos mujeres, niños y niñas, hace pensar, sentir, desear acabar con esta barbarie capitalista y patriarcal.